Contenido:

• El papel del yodo en nuestro cuerpo
• Síntomas de la deficiencia de yodo
• El uso de suplementos alimenticios con yodo

El yodo es un elemento esencial en nuestro cuerpo. Es principalmente responsable del correcto funcionamiento de la glándula tiroides. Su deficiencia y exceso pueden tener consecuencias graves para nuestra salud física y mental. El interés por el yodo como medio para absorber otros elementos radiactivos ha aumentado notablemente desde el estallido de la guerra más allá de nuestra frontera oriental. Veamos cuáles son los síntomas de la deficiencia de yodo y en qué situaciones debería usarse.

El papel del yodo en nuestro cuerpo

En las ciudades costeras podemos inhalar yodo a través del aire, mientras que en otras regiones lo aportamos al cuerpo a través de los alimentos. La mayor parte del yodo se encuentra en pescados y mariscos. Una fuente confiable de yodo es también la sal yodada, cuyo consumo se recomienda especialmente a todas las personas que viven en zonas pobres en yodo, es decir, en zonas pre-montañosas y montañosas. La cantidad adecuada de yodo en nuestro cuerpo debería ser al menos de 20 a 50 mg. Hasta el 75 % de este elemento se almacena en la glándula tiroides. La principal función del yodo es, aunque no exclusivamente, la síntesis adecuada de las hormonas tiroideas tiroxina y triyodotironina, así como el mantenimiento de su función y estructura adecuadas. Para que este órgano funcione correctamente, debe suministrarse diariamente de 150 a 300 microgramos de yodo. Las hormonas producidas por la tiroides son responsables del funcionamiento fluido y el desarrollo adecuado de todo el cuerpo.

Síntomas de la deficiencia de yodo

Entre las personas a las que se les diagnostica una deficiencia significativa de yodo se encuentran principalmente los habitantes de Europa. Esto es algo así como un problema general de salud pública. Afecta hasta a dos mil millones de personas y se considera un factor principal para la calidad de salud de toda la población. La deficiencia de yodo se manifiesta, entre otras cosas, por:

• fatiga crónica,
• aumento de peso injustificado,
• falta de energía,
• piel seca y escamosa en rostro y cuerpo,
• trastornos menstruales y de fertilidad,
• sensación de inquietud, dificultad para concentrarse y nerviosismo,
• en mujeres embarazadas - desarrollo anormal del feto,
• agrandamiento de la glándula tiroides y formación del llamado bocio en el cuello.

El exceso de yodo en el cuerpo se tolera relativamente bien en la mayoría de los casos. Una excepción la constituyen los pacientes con enfermedades autoinmunes de la tiroides, en quienes incluso con una dosis segura de este elemento pueden aparecer efectos secundarios. Un consumo excesivo de yodo puede provocar hipertiroidismo y cambios en la piel. En casos raros, un exceso también puede causar intoxicación por yodo, cuyos síntomas pueden ser: dolor abdominal, diarrea o vómitos, ardor en la garganta y el estómago.

El uso de suplementos alimenticios con yodo

Los preparados de yodo disponibles en farmacias o tiendas de productos naturales con yoduro de potasio – una forma estable de yodo que el cuerpo absorbe bien – son preparados relativamente seguros que deben tomarse según las recomendaciones del prospecto o tras consultar con un médico. Los suplementos alimenticios con yodo están indicados, por ejemplo, para el tratamiento o prevención de enfermedades de bocio debido a la deficiencia de yodo en mujeres embarazadas o en casos de hipotiroidismo debido a una deficiencia significativa de yodo. Una contraindicación para el uso de suplementos alimenticios con yodo es el hipertiroidismo o una enfermedad cancerosa de este órgano.